Verguenza deportiva

Ayer mismo por la tarde pude haber abierto este blog con un articulo sobre lo que me parecía uno de los defensores de élite Europeos. Un tío con un dominio poco cuestionable de su parcela y de un potencial enorme. Algunas limitaciones todavía, sobre todo mentales (que no evocaban a lo que ahora cualquiera puede estar pensando), pero un futuro referente. No lo dudaba.

Si hubiese elaborado una lista (más o menos grande) de jugadores a los que actualmente podría admirar, ahi estaba escrito su nombre, Pepe.

Sin embargo, y muy tristemente, hoy lo he tachado de esa lista, y dudo que vuelva.

Por si él no lo recuerda, o por si a alguien todavía se le ha escapado, el futbol es un deporte, un deporte que mueve masas en gran parte del mundo.

Algunos lo practican entre amigos, otros lo practican a nivel amateur, algunos son semi-profesionales, y los más privilegiados, los menos, se ganan la vida con ello, incluso de manera "desproporcionada", como puede ser un jugador de un equipo de élite, como ocurre en el Real Madrid.

Vale para el caso de cualquier otro lo que pretendo decir, pero especialmente de aquel que lo ejerce como profesión.

La competencia y la tensión es algo que existe en los deportes, es más, no tendría gracia si no fuera así. Cuando se juegan los campeonatos y un millón de personas están deseando que metas ese balón, o cortes esa jugada, es inevitable el nerviosismo, la impaciencia, el agobio.

Comprendido esto, siendo conscientes de ello, invito sinceramente desde aquí, a cualquiera que no esté sanamente capacitado para aguantarlo, a que se dedique a cualquiera otra actividad. Puede vender rosquillas o trabajar en un banco, su labor social será bienvenida. Pero por favor, no se comporte como un ser irracional.

Y sí, puedo sonar drástico, en todos los partidos hay violencia, en muchos hay duras entradas y en unos cuantos trifulcas e incluso agresiones. Pero lo de ayer, realmente, no lo había visto tan cerca a este nivel competitivo.

Solo espero que el jugador reflexione, la sanción sea verdaderamente ejemplar (creo que ayudará), e intente reconsiderar lo anterior. Si no es capaz de superarlo, le invito a dedicarse a otra cosa.

Y es que es una pena que no esté dedicando este articulo al golazo del triunfo sobre la bocina de Higuaín, o a la emoción que nos mostró el futbol ayer (más allá de la violencia, e incluso del pobre nivel de juego practicado), pero esto realmente me ha impactado.

Un Saludo, Pablo.

* La megalomanía desbordada de la que hizo exhibición ayer Casquero, merece tambien su analisis. Pero, en fin, no hablaremos de eso por hoy.